SNA Educa, a través de sus 20 establecimientos, busca revertir el desencanto juvenil con una educación basada en la innovación y el emprendimiento.
“Hay que reencantar a los jóvenes, demostrándoles que la agricultura es una gran oportunidad. ¿Cómo? Modernizando la agricultura y viendo que pueden tener una mejor calidad de vida que en las ciudades, con mejor conectividad. Y aquí es importante terminar la brecha entre mundo rural y urbano, porque hay una brecha importante en conectividad, salud, educación. Mientras acortemos esta brecha, el mundo rural será más atractivo para los jóvenes”, sostuvo el Presidente de la SNA, Antonio Walker, en una entrevista con el Diario Austral de Los Ríos.
Asimismo, este complejo escenario fue abordado a nivel nacional cuando en julio pasado, el Presidente Gabriel Boric presentó la Primera Política Nacional de Juventudes Rurales, la cual tiene como objetivo dar respuesta a una de las grandes problemáticas que enfrentan los territorios rurales: el despoblamiento y la migración de jóvenes hacia las ciudades.
La iniciativa, elaborada de manera interministerial y participativa, se concibió tras recoger la visión de más de tres mil jóvenes rurales. Sus lineamientos ponen en el centro la autonomía económica, el acceso a tierra y agua, la educación de calidad, el liderazgo, el bienestar integral y el compromiso ambiental.
En la ceremonia de lanzamiento, distintas autoridades coincidieron en la urgencia de generar mejores condiciones para que los jóvenes decidan permanecer en el campo.
La ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro, resaltó el valor estratégico de la ruralidad: “El mundo rural es una piedra angular en el desarrollo del país, y es por eso que es imperativo buscar las herramientas para permitir que quienes crecen en el campo y lo conocen, puedan permanecer en él”.
Desde el ámbito técnico, la directora de ODEPA, Andrea García, enfatizó el aporte de las nuevas generaciones: “El futuro del campo depende de quienes lo habitan. Cada joven que decide quedarse y trabajar la tierra fortalece las raíces de nuestras comunidades. Apoyar a las nuevas generaciones para que desarrollen sus proyectos de vida en el campo no solo es un acto de justicia territorial, también es una inversión en soberanía para la seguridad alimentaria, cultura local y desarrollo sostenible”.
EDUCACIÓN PARA UN CAMPO CON FUTURO
Desde el mundo formativo, la Corporación Educacional de la SNA, SNA Educa, cumple un rol trascendental a nivel país, con 20 establecimientos desde Alto Hospicio a La Patagonia, donde en 14 de ellos se imparte la especialidad Técnico Profesional de Agropecuaria.
Respecto a la migración juvenil, la Gerente General de SNA Educa, Marta Estruch, advierte que esta no es un fenómeno exclusivo de Chile, pero que la educación rural tiene la capacidad de revertirlo: “Nuestros programas educativos desafían este desencanto, ya que muestran que el trabajo en los sectores rurales (…) puede realizarse de manera distinta a través la creatividad, innovación, visualizando nuevas oportunidades”.
Ante este escenario, en los liceos SNA Educa entregan herramientas concretas para que los jóvenes puedan desarrollar proyectos de vida en la zonas rurales. “Tenemos un enfoque basado en competencias para proporcionar a los estudiantes habilidades necesarias para abordar los desafíos del área agrícola y rural”, explica Marta.
Estas herramientas son: Programas propios basados en competencias contextualizadas y flexibles, centros educativos especializados, programas de emprendimiento corporativo con el objetivo de promover el espíritu emprendedor de los estudiantes, vinculación con el sector productivo y las instituciones de educación superior y formación en sostenibilidad.
“En SNA Educa estamos convencidos de que el futuro del sector agrícola no depende solo de contar con mano de obra, sino también con jóvenes capaces de innovar, emprender y liderar cambios en sus territorios”, afirma la Gerente General.
ENCUESTA SNA: “EL CAMPO HABLA: OPTIMISMO CON CAUTELA PARA LA TEMPORADA 2025/26”
En el Seminario de Temporada organizado por la SNA, 300 actores del agro compartieron su visión sobre lo que viene para el año agrícola. En una encuesta realizada en este seminario, los participantes demostraron que el sector mira el futuro con optimismo, aunque con preocupaciones.
Desde la SNA, el Jefe del Depto. de Estudios, Francisco Gana, y el Analista Senior, Diego Machuca, fueron los encargados de realizar la encuesta y luego analizar los datos. “La importancia de contar con esta información de primera fuente es que permite tomar el pulso real del sector, aporta datos que no suelen aparecer en series oficiales”, afirma Gana.
La temporada 24/25 dejó resultados dispares. La lechería y la agroindustria brillaron con producciones récord y precios estables, mientras que los vinos enfrentaron un escenario más complejo, con caída de la demanda y precios a la baja. En total, un 39% evaluó positivamente el período 2024/25, pero la mayoría coincidió en que los márgenes se estrecharon y que eso golpeó fuerte la inversión. De hecho, 6 de cada 10 reconocieron haber postergado proyectos por falta de rentabilidad, incertidumbre regulatoria y el aumento de la delincuencia rural.
Pese a las dificultades, la mirada hacia adelante es optimista: casi la mitad de los encuestados cree que esta temporada será mejor que la anterior, y solo un 5% teme un retroceso. La lechería lidera el entusiasmo con un 61% que espera mejores resultados. Así lo explica Francisco Gana: “Predomina un optimismo prudente: 46% espera una mejor temporada. Por rubros, destacan lechería, fruta, y granos, mientras el sector forestal luce más plano”.
Para Gana, esta dualidad en que a pesar de que casi un 40% evaluó la temporada como buena, pero un 60% frenó sus inversiones se explica porque “los resultados operacionales de 2024/25 fueron heterogéneos pero razonables en varios subsectores, sin embargo, los márgenes se estrecharon principalmente por menores precios/retornos, mientras persisten factores de riesgo que enfrían la inversión: incertidumbre normativa, delincuencia rural y eventuales aranceles en EE. UU. Con alta dependencia de recursos propios (70%) y costos laborales elevados (90% paga > $25.000), la preferencia es conservar liquidez y reducir riesgo antes que expandirse, aun habiendo tenido un año ´bueno´”.
LAS AMENAZAS NO SE PIERDEN DE VISTA
Uno de los temas que más inquieta es precisamente la posible aplicación de un arancel del 10% en Estados Unidos, que podría golpear especialmente a la fruta y el vino. Aunque algunos productores creen que el efecto será limitado, la sensación de riesgo está presente.
En cuanto al dólar, Gana explica que el sector anticipa un peso más débil con un rango promedio de $914 – $1.001, y advierte riesgos de margen por la política comercial.
Más allá de los precios y los mercados, la seguridad aparece como un problema transversal. Dos de cada tres encuestados reportaron haber sufrido al menos un robo en el último año, y un cuarto de ellos aseguró que fueron tres o más incidentes. El dato confirma una preocupación creciente en el mundo rural.
CONFIANZA QUE PIDE CERTEZAS
La fotografía que deja esta encuesta es la de un sector que, a pesar de las dificultades, sigue confiando en su capacidad de producir y aportar al país. Pero que también exige. “El sector demanda certeza regulatoria, seguridad rural y mejor acceso al crédito. En síntesis: hay ánimo positivo, pero condicionado a resolver trabas de seguridad, reglas claras y financiamiento”, concluye Francisco.