En 2027 se realizará el Mundial de la disciplina ecuestre Enganche, un desafío que, por primera vez en la historia, el caballo chileno se permite soñar. ¿El objetivo? Posicionar al pura raza nacional en el escenario ecuestre internacional, destacando sus capacidades, valor genético y grandes potencialidades.

En 2027 se realizará el Mundial de la disciplina ecuestre Enganche, un desafío que, por primera vez en la historia, el caballo chileno se permite soñar. ¿El objetivo? Posicionar al pura raza nacional en el escenario ecuestre internacional, destacando sus capacidades, valor genético y grandes potencialidades.

En febrero de 2025 comenzó el entrenamiento de un grupo de caballos chilenos para participar en el Mundial de Enganche. Seis de ellos, seleccionados por el cochero belga Edouard Simonet, actual campeón de España, viajaron en octubre a Europa, donde continúan su preparación. En los próximos 2 años competirán en España, Francia y los Países Bajos, camino al mundial que se realizará en Dinamarca en 2027.

LA HISTORIA DEL ENGANCHE EN CHILE

Grete Ruber, productora ejecutiva del proyecto que busca llevar a Chile al Mundial (capurachi.cl), cuenta que la historia del enganche en nuestro país comenzó hace más de 20 años, casi por casualidad. Todo partió cuando algunos propietarios de coches antiguos y caballos querían aprender correctamente la técnica de enganchar y conducir. Para ello trajeron al maestro alemán Germán Maud, quien enseñó desde las bases. Fue así como descubrieron que el enganche era un deporte federado.

Los primeros entrenamientos fueron en “potreros polvorientos”. Con el tiempo, se tradujeron reglamentos de la Federación Ecuestre Internacional, se adquirieron coches deportivos livianos y se formó una comunidad ecuestre que empezó a competir y perfeccionarse. “Cuando tienes el caballo a metros de ti, lejano, donde no hay piernas, no estás montando y guiando al caballo de una forma, sino que lo tienes que hacer a través de la voz y otras ayudas; se abre un mundo fascinante”, relata Grete Ruber.

LA COMPETENCIA

El Mundial de Enganche contempla tres pruebas oficiales:

1.– Adiestramiento: rutina precisa en una pista de 80 x 40 metros, evaluada por 3 a 5 jueces.

2.– Maratón: entre 7 u 8 obstáculos, donde los caballos deben completar el recorrido en el menor tiempo posible.

3.- Conos: 40 pares de conos que el coche debe sortear con exactitud milimétrica, exigiendo velocidad y obediencia.

En estas dos últimas pruebas, el caballo chileno presenta ventajas significativas que Grete Ruber destaca: “Es un caballo ágil, rápido, que vuelve rápido, muy concentrado, muy obediente… muy fuerte y resistente”.

Fernando Cardemil, corralero y comunicador del deporte huaso destaca: “Su rapidez, resistencia, valentía, mansedumbre e inteligencia. La combinación de mansedumbre y fortaleza son atributos que de seguro darán que hablar en el circuito europeo de Enganche”.

EL CABALLO CHILENO

Tanto Grete como Fernando coinciden en que el caballo chileno es parte del alma rural de Chile. Con uno de los registros genealógicos más antiguos de América, Cardemil lo describe como un compañero noble que acompañó al campo desde sus orígenes, cuando era “el motor de las labores rurales”.

Grete cuenta que el primer caballo que montó fue La Esperanza, una yegua chilena que “todos querían montar” por su docilidad y valentía. “Ella me enseñó más a mí de lo que yo le pude enseñar a ella”, recuerda, convencida de que cualquier chileno que ame la equitación debería experimentar alguna vez la confianza que entrega esta raza.

La presencia internacional del caballo chileno comenzó cuando José Miguel Guzmán llevó ejemplares a España. “La gente no podía creer de dónde venían. Preguntaban si eran mexicanos, argentinos (…) y al descubrir que eran chilenos, se maravillaban aún más”, cuenta Grete.

Para ella, dos cualidades lo hacen excepcional en el enganche: “Es de buena cabeza, no es temeroso, confía mucho en su jinete o en su cochero y además, se recupera mucho más rápido que cualquier otra raza de caballo”. Grete también destaca su sensibilidad: “Es un animal que cacha cuando estás triste, cuando estás contento o preocupado, no busca más que acompañarte”.

MÁS ALLÁ DEL CAMPEONATO

El camino al Mundial de Enganche trasciende lo deportivo. Para Fernando Cardemil, este proyecto es “la oportunidad de demostrar que nuestro caballo se puede desempeñar en múltiples disciplinas ecuestres, no solamente en la medialuna”, abriendo puertas para que más personas se interesen en la raza y para que el mundo rural vuelva a disfrutar actividades en torno al caballo.

El corralero recuerda que el enganche está profundamente unido a la historia de Chile: “Los caballos realizaban diversas labores, entre ellas el transporte, la gente del campo y la ciudad se movilizaban en coche y caballo”. Hoy, esos mismos pura raza viajan a Europa.

Para Grete, este proyecto tiene sentido nacional: “Yo este proyecto personalmente lo veo como un proyecto país”, afirma, convencida de que el caballo chileno es una joya que Chile ha mantenido demasiado tiempo guardada. Cree que, como ocurrió con el vino chileno cuando se dio a conocer afuera, esta raza vivirá un nuevo auge cuando los europeos la descubran.

Por eso subraya que el propósito no es solo competir, sino “dar a conocer la raza”, para que visitantes lleguen a Chile preguntando por “esa joyita”.

El Mundial de Enganche 2027 será un enorme desafío, pero para sus protagonistas representa algo mucho más profundo: la oportunidad de mostrar al mundo al caballo chileno y, con él, un pedazo auténtico del alma rural de nuestro país.